Instrumentos atronando con voces en segundo plano

Tras su paso por ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao; Tercer Sol volvían a casa para tocar en una de las mejores salas de Valencia, algo que ha quedado demostrado a base de conciertos y más conciertos, el 16 Toneladas. Desde ese primer concierto que dieron en esa misma sala para financiar la grabación del EP ya andaba con la duda de cómo sonaría el asunto, por suerte el recopilatorio del Cønjuntø Vacíø calmó un poco la sed auditiva. El jueves, día previo al puente, acompañaban a los valencianos dos bandas más, de la terra y de la terreta, Univers y We Are Not Brothers.

Univers. Fotografía de Jes Orquadi

Univers. Fotografía de Jes Orquadi

Abrían las orejas del público los catalanes Univers. Habían bajado con el tiempo justo desde Barcelona para tocar y, cabe decir que valió la pena ese esfuerzo ejercido por los miembros de la banda. En directo siguen ofreciendo las perlas que esconde su primer largo, editado por Famèlic Records este mismo año. También se deja asomar algún que otro tema nuevo, de los cuales no se llegaron a saber nombres a excepción del ya conocido “Plouen Planetes”, que ha sido editado en un split junto a Celica XX por La Fonoteca para su colección de singles Puente Aéreo. Maravillosa la progresión sonora que van teniendo los Univers, parece mentira, pero ya hay ganas de escuchar material nuevo. Así abrían con “Heather” al igual que en su disco “L’Estat Natural” (2014), con los primeros rasqueos ya se aprecian los perfiles y las aristas de ese pop ruidoso que tan en alza se encuentra entre algunas de las bandas nacionales más actuales. El directo no es una calcamonía del disco, aquí ganan mucho más protagonismo los instrumentos, las voces quedan reducidas y arrastradas a un fondo del cual se entienden pocas palabras entre susurros reverberados. Pero, sinceramente, ¿a quién le importa? Nadie dijo que se tenían que entender las letras de una canción para que esta gustara.

Univers. Fotografía de Jes Orquadi

Univers. Fotografía de Jes Orquadi

Son estáticos en el escenario y no por eso dejan de presentar toda la energía que desparraman con rápidas melodías, repletas de trabajados arreglos que ofrecen frescura a las canciones. Los riffs son pegadizos, no dejan a nadie indiferente, te hacen moverte y te gustaría volverlos a escuchar conforme desaparecen entre las líneas del bajo de Pau Lopes. Algo más anecdótico que destacable fue su posición tan céntrica en el escenario, nada especial, pero leí hace unos días un artículo de Pol Rodellar donde hablaba de esa postura renegada del bajista, siempre a su rollo, condenado a quedar marginado en escenario, todo lo contrario al también bajista de Piñata. La marcada batería, a manos de Aitor Bigas (Mujeres, Jessica & the Fletchers), no deja de sorprender al personal. En “Minerals” los ritmos se apresuran  junto a los punteados, los acelerones aparecen y desaparecen, las baquetas cambian de tempo a su antojo y le dan un calor especial a la almohada que se crea aunando el resto de instrumentos. Puede que sea por las voces de Yago Alcover (Mujeres) y Eduard Bujalance (Aliment) en conjunto. O también por esa acumulación de melodías que ofrece “Travessant la Llum del Sol”, donde la distorsión y el sonido de baja fidelidad se transforman para ofrecer su faceta más audible y armoniosa. Parece que la melodía te abrace, sientes como entra de forma sutil por tus oídos, hipnotizándolos completamente. Quizás lo único que falló un poco fue la timidez que presentaban sus componentes con el público entre canción y canción. La sala no estaba a rebosar, pero tampoco estaba vacía. Aún así las expectativas quedaron bien satisfechas.

Tercer Sol. Fotografía de Jes Orquadi

Tercer Sol. Fotografía de Jes Orquadi

Tras el descanso subían al escenario Tercer Sol, el ambiente de seriedad se imponía en la sala y no era por la estética del grupo al ir todos de negro, eso es algo que aquí no suma mucha importancia, para comentar el vestuario de las bandas ya tenemos a las famosas blogueras faranduleras que tanto rebosan por este país y otros tantos. La cosa está en que los que estábamos allí sabíamos que el sonido de la banda va unos pasos más por delante del resto de sonidos contemporáneos. Escribiendo esto ando pensando ahora mismo como evitar simular la nota de prensa porque, joder, es absolutamente perfecta la forma que cogió la tinta en la cabeza de su autor. Es cuando escuchas el directo, cuando te das cuenta de todo, es complicado describirlo, no se define fácilmente soltando el típico “es una mezcla entre […estilo…] y […estilo…]. Las guitarras emulan el pop más oscuro de los ochenta, los sintetizadores juegan apoyando y creando melodías, añaden efectos que ponen la piel de gallina, hacen gran acto de presencia dando paso a canciones como “Cueva”. Las guitarras tapan voces, se suman a los otros instrumentos cuando rascan los acordes, pero más tarde se separan para incorporar destellos en forma de punteados electrificantes, así suena “Melange”. Una canción a la que llegan incluso salpicaduras del post-punk escandinavo. Curiosa también la batería, plana en gran parte de la canción, que se enriquece con un cencerro dando un matiz diferente cuando se golpea, un buen detalle que la hace destacar, te hace saber que está ahí sin interponerse entre tu cabeza y la melodía.

Tercer Sol. Fotografía de Jes Orquadi

Tercer Sol. Fotografía de Jes Orquadi

Sigue después el que es el hit por excelencia, “Último Grito”, primer tema de Tercer Sol en ver la luz. Uno de los que tienen (a parte de coreografía realizada por alguna muchacha a pie de pista) las voces más claras junto a “Nuevo Amanecer”. A modo personal y como apunte añado que la línea de bajo que reina este último tema es de las mejores que tienen, aunque también valdría la expresión de calle “tiene rollo”. Puede que sea en este segundo corte del 12” donde se dejen entrever algunas de las posibles referencias de la banda en el pop español independiente de los 80 y 90. Está claro que Tercer Sol no son Los Planetas, ellos van a ser mucho mejores de seguir ofreciendo esta rica instrumentación y este sonido que por el momento solo reina entre algunas de las bandas de la capital del Túria; un placer contar con propuestas sonoras como estas para nuestros oídos. Y que nadie diga que aquí se endiosan bandas recién formadas a la mínima, las cosas son como son, y quien quiera comprobarlo solo tiene que levantarse de la silla y largarse de concierto. Que luego nos quejamos de que no existe una escena con vida.

We Are Not Brothers. Fotografía de Jes Orquadi

We Are Not Brothers. Fotografía de Jes Orquadi

Un breve descanso antes de que subieran al escenario We Are Not Brothers. La banda alcoyana venía en formato banda. Acompañaban al señor Demian (voces y cacharreos varios), Toni Blanes (Arthur Caravan) a la batería y Blai Antoni al bajo. Aquí la gente tenía que cambiar un poco el chip y adaptar el oído al cócktel de drones y samples que ofrecen en el directo. Mientras abrían con “Ja Baixen” (tema incluido en el recopilatorio del sello alcoyano Música de Telers) faltaba algo de volumen para el bajo, su presencia fue casi inexistente por breves momentos, suerte que el problema no duró más de canción y media. En el directo, batería, bajo y guitarra (aunque no se contara con ella para la ocasión) superan en sonido a la mayoría de loops que se suman entre todas las cajas de ritmos, aparatos y trastos varios que hay escampados por la mesa. Aquí la instrumentación gana riqueza de una forma inimaginable, acompaña a la fase digital de la canción coexistiendo y creando un nuevo mundo en el que sumergirse mientras el bombo hace vibrar el pecho del público. Se observa en el trío que forman las canciones “Llum” , “Can” y “Comboi” todo el conjunto de influencias que ha supuesto la cultura musical alemana, tanto en la electrónica y el krautrock como en las variantes del punk donde se mueven más guitarras. En gran parte de su primer disco “No Som Germans” (Música de Telers, 2013) las voces no son algo imprescindible para una canción, y más si se tienen líneas de bajo que golpean con fuerza la melodía, como en “Pura Merda”. Donde si llegan las voces y las letras (cantadas por algunos) es en “Pater Monster” o “Vatican Party”. En esta última el bombo junto a claps ácidos y distorsionados crean un ambiente de rave total, tus pies cobran vida y castigan duramente el suelo de la sala mientras se cantan unas letras muy aclamadas por la comunidad eclesiástica. Al menos así debería ser, ¿no?

We Are Not Brothers. Fotografía de Jes Orquadi

We Are Not Brothers. Fotografía de Jes Orquadi

Para cerrar empezaban a sonar las ondas radiofónicas de “1938-39”, los graves sumaban ritmo y los drones se mezclaban con las señales de alarma y la voz pregrabada de Hugo Mas, colaborador de esta joya de sonido industrial. La letra pone los pelos como escarpías cuando se escucha como se debe. Está claro que el concierto habría sido mejor si se le hubiesen sumado los matices de la guitarra pero de todas formas se llevaron un aprobado por parte del público. Muy a tener en cuenta las próximas ideas que tiene en la cabeza esta banda, en un futuro puede que llegue material y/o colaboraciones interesantes.

Por último dar las gracias a Jes Orquadi por las fantásticas fotografías y como siempre a la gente de La Cúpula del Trueno que se sigue partiendo los cuernos para organizar conciertos guapos. Paz muchachos/as.

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