La cosa prometía los días anteriores al inicio de este festival tan multidisciplinar. Fieles parroquianos de anteriores ediciones y nuevas generaciones recién incorporadas a la cultura moniàtica, de todos brotaba el hype a chorros, como si por las mentes no se barajaran nada que no fuesen buenas expectativas. El sábado 20 la jornada comenzaba bien pronto en El Panical con grafitis, pinchadiscos y paella. Llegando algo más tarde pude apreciar el buen ambiente que se respiraba en ese pequeño lugar que nos deparaba una tarde/noche bastante prometedora a la mayoría de asistentes. Stands con bolsas, serigrafías, discos, camisetas, algún que otro fanzine… Todo un paraíso para cualquier melómano o amante de la cultura.
Con ciertos retrasos en los horarios empezaban simultáneamente los conciertos del Moniàtic y el Moniatrònik. El recinto aún por llenar empezaba a sonar a la rumba pop de El Diluvi, la banda traía tras de sí unos cuantos fans que disfrutaban cada una de las canciones. Melodías fáciles de recordar, letras hechas por el pueblo y para el pueblo, en forma de rondalla o de romanç incluso. Algún que otro pequeño problema de sonido con acoples que se acabarían solucionando. Instrumentos muy propios del folklore (violín, bandurría…) que readaptan sus acordes a sonidos más actuales. Una buena forma de abrir la jornada de conciertos, que ya empezaba a congregar unas cuantas personas más para cuando subían al escenario Marco Pompero …Al mismo tiempo la bebida seguía regando el gaznate de un público muy variopinto que disfrutaba del folk mediterráneo de los alcoyanos. Muy carismáticos y con un público ya afianzado y trabajado a base de conciertos y más conciertos. Más tarde llegaban IX, sin haber escuchado mucha cosa sobre ellos me topaba con dos tíos encima del escenario llevando americana blanca, les compadezco porque el calor seguía apretando a pesar de algún que otro nubarrón fugaz. Acompañados por dos guitarras eléctricas ponían algo más que música de fondo al ambiente verbenero que se había formado allí. Caía la noche al ritmo de arpegios y de letras muy cercanas a la canción de autor. Aprovechando algún que otro momento de pausa un servidor se iba desplazando al Moniatrònik, donde los sonidos avanzados se apoderaban de una sala pequeña, con buen sonido pero con un calor sofocante. Allí estaban los madrileños Turbo Inferno, con guitarras que danzaban entre la distorsión y el noise más puro. Son una buena descarga de metralla experimental en directo, donde los más valientes aguantan frente al altavoz. Escucharlos en directo es una experiencia única.
Público muy entregado para la gran actuación de Arthur Caravan. Está claro que jugar en casa siempre es una gran ventaja, pero lo de ellos va por encima, son unos de los grandes iconos de la música independiente que ha echado raíces por la comarca. Con tres discos a la espalda ya se plantan en el escenario sabiendo que bajo tienen una bona colla que les sigue y canta cada una de sus letras. Así llegaban “Menjars al llit, somnis en la taula”, “Balada d’indios i comboixos” y una versión de Lou Reed que nos puso algo nostálgicos a la mayoría teniendo en cuenta su no tan lejana muerte. “L’amor és cec” puso la nota más alta y destacada del recital, un tema cuyo silbido no precisa de la participación de los propios Arthur Caravan, ya que es el público el que inconscientemente lo reproduce. Curiosa también la coincidencia de que en esos momentos flotara por el aire un condón atado a forma de globo. Y es que la letra lo pide a más no poder, a pesar de que algún que otro niño lo cogiera extrañándose de porqué los mayores se reían tanto de lo que para él era un simple globo.
Víctimas Civiles continuaban después, contando con la presencia del inimitable Héctor Arnau. Qué decir de este hombre, es un cóctel que mezcla los sentimientos más puros y primitivos con los más complejos, un hombre con una cabeza bien regada por la cultura, que transporta sus ideas a la canción. Casi al mismo tiempo el live de Deriodesi ofrecía en la sala contigua una IDM de percusiones multi-textura que me dejó más sorprendido de lo que esperaba, un proyecto a tener en cuenta. Con MKM ya sabíamos a lo que íbamos, al menos parte del público, porque la otra mitad se quedo con una cara que se debatía entre lo estupefacto/hipnotizado o incluso algún que otro “¿que cojones es esto?”. Pero bueno, no está hecha la miel para la boca del asno. En realidad lo suyo fue un auténtico baño de sensaciones, unas potentes visuales acompañaban el centenar de líneas de teclado que sonaban con nitidez junto a los riffs de “Perspective III (Baader-Meinhof Blues) ”, ponían los pelos de punta. Las notas flotaban en una atmósfera que nos llevaba ante una espiral verde en el centro de una nebulosa. Durante la totalidad que duró el concierto (prácticamente igual de extenso que el mismo LP) muchos quedaron atónitos y algunos otros más extrañados, a pesar de estar presenciando en directo uno de los mejores discos de electrónica experimental nacional en lo que va de año.
En lo que empezaba a ser el punto álgido de la noche comenzaba la descarga de sonidos oscuros traídos desde los 80 por Antiguo Régimen. Ellos también congregaron a un buen puñado de orejas conocidas a pesar de venir desde la ciudad del Túria. En la penumbra empezaban a sonar las primeras notas mientras los bailoteos al pié del escenario iban creciendo. El incesante ritmo de batería y bajo, tan protagonistas como la guitarra y el sintetizador siempre hace imposible que a uno no le entren ganas de bailar. Los puños se levantan gritando “Antiguo Régimen! Antiguo Régimen!” en la misma canción que da nombre al grupo, ¿o es al revés?’. Los solitarios rasqueos de “Los ojos del otro” empiezan a llenar el aire mientras el sintetizador le da ese gélido tono a la melodía. El sonido de nueva ola llega con la línea de bajo de “Plomo fundido en sangre”, su patrón rítmico y la propia melodía junto a los arpegios de guitarra hacen olvidar en ocasiones las voces de este tema. El movimiento de cabeza puede llegar a romper cuellos cuando suenan los acordes de “Anoche escupí azul”, tema perteneciente a su único 7”, es el hit por excelencia. Para cuando terminaba el concierto la gente pedía un bis, pero el tiempo se echaba encima a causa de los retrasos y los organizadores tenían que negarlo para ceder el turno a We Are Not Brothers.
Numerosas bolsas y camisetas de WANB paseaban por allí colgadas de diferentes cuerpos. La gente tenía ganas y yo el que más, pero la cosa se tuvo que demorar un poco tras un comienzo fallido. Una pena empezar con fallos en el sonido, la claqueta no llegaba bien por los cascos al batería, y es que el dúo actuaba con banda para la ocasión, acompañado por guitarra, bajo y la propia batería. Tras unos minutos que parecerían infernales para la banda la cosa empezó (aún con ausencia de metrónomo). Al grito de “Jaaa baaaixen!” empezaba a ponerse la cosa en marcha, una serie de drones agudos sonaban como choques entre micro-partículas, aparecían los instrumentos acompañando al dúo y a todo su cacharreo en general. Bien merecido tiene la banda su premio Ovidi Montllor al mejor disco de electrónica, “No Som Germans” (Música de Telers, 2013). Su mezcla de musica industrial, noise y punk trasladada al directo recoge buena parte de la herencia de gigantes como Neu! o Grauzone, excelentes referentes sin ninguna duda. Se nota que por sus venas corre la Neue Deutsche Welle. Su “Intro” incluye líneas de sintes que podrían acercarse por poco al acid techno y que son acompañadas por filtros en las pocas voces que aparecen entre el torrente de energía que ofrece este primer disco. Así se sucedían “Can” y “Comboi” con potentes baterías y guitarras que hacían crecer el ambiente apabullante y nos hacía viajar a más de uno a una rave mental. Entre temas pedían aplausos para Toni Blanes (batería de Arthur Caravan) que colaboraba para la ocasión, y que estaba haciendo un gran esfuerzo tocando sin referencia alguna de tempo, cosa bastante complicada para esta electrónica cercana al punk noise melódico. Éxtasis puro en “Vatican Party”, un tema que es una debilidad para muchos, tanto por su sonido como por sus letras. El ruidismo extrasensorial acompaña a las siguientes frases que más de uno grita dejándose la voz: “Anit vaig veure al Papa / Papa Francisco I de Roma / Anit vaig veure al Papa / a la casa putes del meu poble”. Sin duda una de las reincorporaciones más clave a nuestra lista de grupos nacionales rompesuelas. WANB son la viva representación del underground en Alcoi.
Más tarde cerrarían el escenario Los Koplowitz, con una propuesta tecno-pop que tenía sus fanes, pero que a nosotros nos dejó bastante más indiferentes que al resto. Simplemente exitoso, no se puede describir de otra forma el renacido Moniàtic, al menos desde mi humilde opinión. Del público depende que la cosa continúe durante próximos años, y por nosotros que no sea. Allí estaremos, al pié del cañón, ¡Moniàtic es vida! Nos vemos el año que viene moniatos.