Flipping Colors (a los que no voy a introducir, ya que son viejos conocidos de la escena valenciana y para eso ya tenéis otra páginas informativas) se enfrentan por primera vez a la temida experiencia que suele suponer superar (o al menos igualar) el trabajo anterior, siempre con esperanzas de no acabar encabezando alguna lista tipo «La maqueta era mejor que el disco» como ya hizo Vice hace un tiempo (en un infecto artículo, como siempre, pero de excelente causa y finalidad).
Lo afrontan sin demasiados ases en la manga, tras haber entregado el pasado verano un EP en cinta, “Dead” (Boston Pizza Records, 2014), en lo que se puede considerar una excelente muestra del sonido surf rock y en el que el grupo prácticamente dio todo lo que tenían en el momento para lograr ese grado. Pero bueno, no estamos aquí para hablar de esa maqueta, sino de su primer LP. Este, titulado “Selfish Shellfish Selfie” (Discos De Perfil/Carmen Records/Mascarpone Discos, 2015) se divide en diez cortes (y con especial mención a la portada obra de Martín “El Alegre” López) más uno secreto, al modo del hidden track del Nevermind de Nirvana que a tantos poco-iniciados en materia musical les supuso una ida de olla potente.
Se inicia con “Katana”, tema que ya fue extraído como single principal (más videoclip correspondiente) para introducir el disco al público. Definitivamente se trata de un hit pop, sonido potente, estribillo facilón, y encima te ponen unos coros de los de caerte de culo en un concierto mientras los cantas tú también. A seguir, y en la línea de los más destacados, “Yourself”, que entra con una combinación experimental electrónico-guitarrera de unos pocos segundos que desemboca en otra gloriosa combinación de acordes más punteo de guitarra que eleva una vez más a la cresta de la ola, excelente.
Con la siguiente sucesión de temas, “Pink and Gay” (pop tranquilote, salvo la parte del solo de guitarra, que es más rockera) – “Whore” (rollo garagero acelerado) – “Highdrive” (la más punky de todo el disco), atravesamos una zona en la que se cambian mucho de influencias y estilos, quizá restando hegemonía y credibilidad al concepto del disco en sí, retornando tras estas tres canciones a la línea general de este, que se completa de muy buena manera con “Wheelchair” (tema originalmente compuesto e interpretado por The Obleans) y “We Fall Down”, en el que la definición de surf rock se vuelve a aplicar con diccionario en mano, y que sirve de cierre, aunque no olvidarse del track secreto, aviso a navegantes.
contraportada del «Selfish Shellfish Selfie»
En general, el álbum no presenta grandes florituras sonoras, solamente unos pocos efectos añadidos en su justa medida, y junto a los instrumentos empleados, lo dotan de un sonido bastante clásico (a lo que acostumbra el género), entregando verdaderas maravillas como la ya comentada “Yourself”, aunque en ocasiones resultando un poco escaso, falto de frescura y de diferentes recursos (lo de meter la pausa pop en varios temas se me antoja excesivo) y por ello dando un resultado un tanto lineal y plano, al menos a oídos de un servidor.